15 jun 2009

NO PASARÁ NADA


Como todos sabemos de sobra, las bandas de delincuentes y del crimen organizado campan a sus anchas en este “nuestro” país. Esto es debido a un Código Penal que da risa y que protege más al delincuente que a las víctimas. Nuestra legislación es así gracias al progresismo que se caracteriza por su defensa de los malos y su olvido de las víctimas.

Si el PP ganase las generales debería cambiar esta situación de impunidad de inmediato, pero no tengo muy claro que lo haga. Mientras, seguiremos teniendo noticias como la de la siguiente conversación grabada por la Policía a uno de los miembros de la banda que asalto e hirió gravemente a Jose Luis Moreno.

«NO PASARÁ NADA»

A continuación reproducimos dos conversaciones mantenidas entre miembros de bandas organizadas que demuestran su sensación de impunidad.

- Nicolae: En Alemania es muy arriesgado robar, no es lo mismo que en España; en España te dan a firmar y ya está.
- M: Sí, pero al final sí que salen los juicios.
- Nicolae: Da igual porque no pasa nada, te envían a tu casa y ya está. En cambio, en Alemania a la primera metedura de pata tienes problemas.
- M: Hay que tener cuidado porque los tontos han aprendido mucho.

- M: ¿Os han sacado las huellas?
- R: No, sólo hemos firmado, todavía no hemos puesto las huellas.
- M: Mañana a las doce os llevarán al Juzgado y a las doce y media os soltarán, no pasará nada. ¿Os han cogido dinero?
- R: No, no.
- M: Entonces, no te preocupes que no pasará nada.

Como muestra de la situación que vivimos, os dejo el siguiente texto de Arturo Pérez Reverte, que en tono irónico, describe la situación de la delincuencia en España a la perfección.

CÓMO BUSCARSE LA RUINA

Me despierta un ruido y miro el reloj de la mesilla de noche. Ha sonado en la planta de abajo. Así que cojo la linterna y el cuchillo K-Bar de marine americano –recuerdo de Disneylandia– y bajo las escaleras intentando ir tranquilo y echar cuentas. Cuántos son, altos o bajos, nacionales o de importación, armados o no. Si estuviera en un país normal, este agobio sería relativo. Bajaría con una escopeta de caza, y una vez abajo haría pumba, pumba, sin decir buenas noches. Albanokosovares al cielo. O lo que sean. Pero estoy en la sierra de Madrid, España. Tampoco me gusta la caza ni tengo escopeta. Sólo un Kalashnikov –otro recuerdo de Disneylandia– que ya no dispara. Por otra parte, una escopeta no iba a servirme de nada. Estoy en la España líder de Occidente, repito. Aquí el procedimiento varía. Mientras bajo por la escalera –de mi casa, insisto– con el cuchillo en la mano, lo que voy es haciendo cálculos. Pensando, si se lía la pajarraca, si no me ponen mirando a Triana y si tengo suerte de esparramar a algún malo, en lo que voy a contar luego a la Guardia Civil y al juez. Que tiene huevos.
Lo primero, a ver cómo averiguo cuántos son. Porque si encuentro a un caco solo y tengo la fortuna de arrimarme y tirarle un viaje, antes debo establecer los parámetros. Imaginen que descubro a uno robándome las películas de John Wayne, le doy una mojada a oscuras, y resulta que el fulano está solo y no lleva armas, o lleva un destornillador, mientras que yo se la endiño con una hoja de palmo y pico. Ruina total. La violencia debe ser proporcionada, ojo. Y para que lo sea, antes he de asegurarme de lo que lleva el pavo. Y de sus intenciones. No es lo mismo que un bulto oscuro que se cuela en tu casa de madrugada tenga el propósito de robarte Río Bravo que violar a tu mujer, a tu madre, a tus niñas y a la chacha. Todo eso hay que establecerlo antes con el diálogo adecuado. ¿A qué viene usted exactamente, buen hombre? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre?… Y si el otro no domina el español, recurriendo a un medio alternativo. No añadamos, por Dios, el agravante de xenofobia a la prepotencia...

Pero la cosa no acaba ahí. Incluso si establezco con luz y taquígrafos los móviles exactos y el armamento del malo, un juez –eso depende del que me toque– puede decidir que encontrártelo de noche en casa, incluso armado de igual a igual, no es motivo suficiente para el acto fascista de pegarle una puñalada. Además hay que demostrar que se enfrentó a ti, que ésa es otra. Y no digo ya si en vez de darle un pinchazo, en el calor de la refriega le pegas tres o cuatro. Ahí vas listo. Ensañamiento y alevosía, por lo menos. En cualquier caso, violencia innecesaria; como en el episodio reciente de ese secuestrado con su mujer que, para librarse de sus captores, les quitó el cuchillo y le endiñó seis puñaladas a uno de ellos. Estaría cabreadillo, supongo, o el otro no se dejaba. Pues nada. Diez años de prisión, reducidos a cinco por el Tribunal Supremo. Lo normal. Por chulo.

Imaginemos sin embargo que, en vez de cuchillo, lo que esta noche lleva el malo es una pistola de verdad. Y que en un alarde de perspicacia y de potra increíble lo advierto en la oscuridad, me abalanzo heroico sobre el malvado, desarmándolo, y forcejeamos. Y pum. Le pego un tiro. Ruina absoluta, oigan. Sale más barato dejar que él me lo pegue a mí, porque hasta pueden demandarme los familiares del difunto. Otra cosa sería que el malo estuviese acompañado. En tal caso, nuestra legislación es comprensiva. Sólo tengo que abalanzarme vigorosamente sobre él, arrebatarle el fusco, calcular con astuta visión de conjunto cuántos malos hay en la casa, qué armamento llevan y cuáles son las intenciones de cada uno, y dispararle, no al que lleve barra de hierro, navaja empalmada, bate de béisbol o pistola simulada –ojito con esto último, hay que acercarse y comprobarlo antes–, sino a aquel que cargue de pistolón o subfusil para arriba. Todo eso, asegurándome bien, pese a la oscuridad y el previsible barullo, de que en ese momento el fulano no se está dando ya a la fuga; porque en tal caso la cagaste, Burlancaster. En cuanto al del bate de béisbol, el procedimiento es simple: dejo la pistola, voy en busca de otro bate, bastón o paraguas de similares dimensiones y le hago frente, mientras afeo su conducta y le pregunto si sólo pretende llevarse las joyas de la familia o si sus intenciones incluyen, además, romperme el ojete. Luego hago lo mismo con el de la navaja. Y así sucesivamente.

El caso es que, cuando llego al final de la escalera, comiéndome el tarro y más pendiente de las explicaciones que daré mañana , si salgo de ésta, que de lo que pueda encontrar abajo, compruebo que se ha ido dos o tres veces la luz, y que el ruido era del deuvedé y de la tele al encenderse. Y pienso que por esta vez me he salvado. De ir a la cárcel, quiero decir. Traía más cuenta dejar que me robaran.

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11 que opinaron, anímate:

José Luis de Valero on 15 de junio de 2009, 12:25 dijo...

Magnífico el artículo de Pérez-Reverte, escrito con la sorna que le caracteriza en estos lances literarios.

Sin embargo yo tengo en reserva otros métodos para defender mi propiedad y también mi persona.

Puesto que al igual que Arturo vivo en una zona fácilmente accesible desde el exterior, siempre tengo a mano una "herramienta" que produce agujeros redondos de 9 milímetros.

Si por desgracia alguna vez tengo que ponerla en marcha, y para librarme de complicaciones judiciales, seguiría los consejos de mi amigo el comisario:

"Mete en el coche al puto ladrón y tíralo en cualquier vertedero."

Unknown on 15 de junio de 2009, 13:32 dijo...

Las cosas están así, y por muchos artículos que se escriban, no creo que la Zeja cambie nada.
A veces pienso, si serán los delincuentes los que votan, por lo bien que son tratados en España, cualquiera lo diría.
Al menos mi esperanza de que el PP cambie o modifique algunas leyes, es lo que me hace votarles.
Un saludo :)

Jose CM on 15 de junio de 2009, 14:01 dijo...

El PP tuvo 8 años para hacer de España un país anti delincuencia pero ya sabemos que le pesan los complejos. Si yo fuese miembro del gobierno, me encargaría de que los delicuentes temblaran cada vez que se les detuviese.

Aquí te roban tu dinero, entran por una puerta y salen por otra y a seguir robando. Da asco la justicia de este país.

Nota mental: no entrar a casa de deValero en mitad de la noche ni pa dar las buenas noches :D

Miguel Angel Crespo on 15 de junio de 2009, 20:56 dijo...

En españa la justicia es un cachondeo... y estoy de acuerdo con deValero... ya me lo dijo a mi tambien un jefe de la polica...
-Si alguna vez tienes un problema de estos... ¡Quitalo de enmedio y desacte del cuerpo! ¡y sobre todo niegalo todo!
Es que tiene cojones la cosa... pero es verdad... por desgracia asi funcionamos en españa... y que te digo la verdad, que si no lo haces, que te metes en un follon.

Enfin... saludos.

Mike on 15 de junio de 2009, 21:11 dijo...

Yo creo en el derecho a defender a mi familia, a mi persona y a mi propiedad privada. No tengo problemas para ponerlo en práctia por defender a los míos. No me lo pensaría dos veces.

Ya tuve un problema hace un par de años, y la Guardia Civil se portó muy bien.

Claudedeu on 15 de junio de 2009, 22:00 dijo...

Hace tiempo que leí el artículo de Reverte y no pude menos que reír por no llorar. Describe a la perfección la situación en la que vivimos, y es que hay que tratar con talante al ladrón y entregarle amablemente la cartera.

Aguabella on 15 de junio de 2009, 22:19 dijo...

CABALLERO ZP

Hoy he escuchado esta conversación telefónica en tv. y me he quedado de piedra.
Somos los tontos, un pais de tontos para los maleantes.
Aqui todos los matones que en España no pasa nada.

Guerrera de la LUZ on 16 de junio de 2009, 3:45 dijo...

Es indignante. Yo aún tengo pendiente un juicio por acosos desde el año 2005, ya ves a qué fecha estamos y nunca hubo ni medidas cautelares. Menos mal que ya no soy el blanco obsesivo del delincuente, ahora tiene a otra, pero si lo llego a ser, pues nada, tendría que quitármelo de enmedio yo misma claro.

Es fortísimo.

Besos Julio.

Militos on 16 de junio de 2009, 12:49 dijo...

Yo también había leído ese artículo de Reverté, es genial, siempre da en el clavo. Lo malo es que esos clavos no hay quién los saque.
Os he dejado un premio en mi blog, ya sabes sin compromiso.
Un abrazo

Paqui on 16 de junio de 2009, 12:50 dijo...

El articulo de Pérez-Reverte es totalmente acertado como todo lo que escribe y he leido de él.
Respecto a la conversación que pones, esa es la realidad de nuestro país, somos el "cachondeo" y un país bananero fuera de aquí, y digo fuera de aquí, porque todavía no se han dado cuenta la sociedad de la verdadera situación en la que vivimos.
Presencié un atraco en una tienda, al ladrón lo cogieron los comerciantes y le empezaron a zumbar, no decía ni pio, fue llegar la policia y pasar a cogerle y empezar a decir "no me toqueis, se mis derechos", en plan chulo, los demás dijeron "vayanse y dejenoslo a nosotros", por eso la frase que dice deValero y Miguel Angel, es normal que te lo diga la policia porque ellos no pueden hacer nada. Es una verguenza que las fuerzas de seguridad, no nos puedan defender porque a ellos no los defiende nadie, ni gobierno, ni justicia, ni medios de comunicación,etc., y que algunos tengan que tomarse la justicia por su mano. Vergonzoso, totalmente vergonzoso e indignante.
Un beso

Ana Garcia on 24 de junio de 2009, 16:42 dijo...

José Luis Moreno me cae gordo, no le trago, siento que le hayan atracado, pero él también ha sacado jugo y buen tajo de este tema. Como es famoso aparece en televisión, concede entrevistas y ruedas de prensa, todo a su convenir. Me da que ha tenido algo que ver para darse más publicidad... En fin, son mis pensamientos.

Sobre el resto, tienes toda la razón Caballero, este pais está a disposición de los delincuentes, tienen entrada libre y la puerta trasera siempre abierta. Una vergüenza.

Un abrazo

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