30 ene 2007

Un oficial de la UCO pidió destruir el informe que Hernando ocultó a la comisión del 11-M


Un subordinado del coronel Hernando, el alférez Jaime Trigos, pidió al segundo jefe de la Comandancia de Oviedo que destruyera el informe que el jefe de la Unidad Central Operativa ocultó a la comisión parlamentaria del 11-M, según ha desvelado El Mundo. El documento prueba que Hernando mintió y que, en contra de lo dicho, su unidad siguió controlando a Suárez Trashorras y Antonio Toro por toda España pese a que la investigación ya estaba en manos de la Guardia Civil de Asturias. El juez Del Olmo no adoptó medida alguna contra este alférez pese a que, en un careo, constató que había mayor firmeza en las declaraciones del comandante de Oviedo. La Audiencia ha pedido al Congreso que remita, con la máxima urgencia, la comparecencia de Hernando y de Sánchez Manzano. CONSULTE ÍNTEGRAS LAS COMPARECENCIAS SOLICITADAS
(Libertad Digital) El coronel Hernando compareció en la comisión del 11-M el 20 de julio de 2004. En el Congreso, el jefe de la Unidad Central Operativa dijo que el seguimiento a Suárez Trashorras y Antonio Toro concluyó en febrero de 2003 y que desde ese momento la investigación pasó a manos de la Guardia Civil de Asturias. Este lunes, El Mundo desmentía este extremo al desvelar la existencia de varios informes de la UCO que prueban que esta unidad siguió controlando a escala nacional a los dos procesados por la masacre de Madrid.

El mismo diario desvela este martes que seis días después de esa comparecencia parlamentaria del que fuera mano derecha de Rafael Vera y quedara por escrito que había cometido falso testimonio, uno de sus subordinados, el alférez Jaime Trigos, intentó destruir la prueba que demostraba que su jefe había mentido.

Detalla El Mundo que el 26 de julio de 2004 el alférez Trigos, también miembro de la UCO, trató de persuadir al comandante Francisco Javier Jambrina, segundo jefe de la Comandancia de Oviedo, para que "destruyese la nota del 6 de marzo de 2003, de la que sólo obraba copia en las dos unidades".

Dos versiones diferentes

Hace dos años, el 26 de enero de 2005, Trigos reconoció ante el juez Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez que había llamado a Jambrina. Únicamente explicó que "la conversación tuvo su razón de ser por las manifestaciones que había realizado el 20 de julio de 2004 ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados D. Félix Hernando Martín, coronel jefe de la UCO, en las que se refirió a que la única nota interna que se transmitió desde la UCO a la Comandancia de Oviedo fue la del 27 de febrero de 2003".

También dio su versión ante el juez el comandante Jambrina. Ese mismo día 26 de enero de 2005 explicó que "hubo una conversación con el alférez, se produce la tarde anterior al día en que iban a comparecer ante la Comisión los dos oficiales de la UCO, el alférez lo llama al móvil y le dice que si no le importaría destruir la nota del 6 de marzo, ya que sólo consta en las dos unidades".

En la declaración judicial, apunta el diario que dirige Pedro J. Ramírez, la respuesta del comandante Jambrina al alférez Trigo fue contundente: "No la voy a destruir". Y matiza que el alférez se sintió muy molesto con el subordinado de Hernando porque "no le dio ninguna explicación para solicitar algo así". "Lo puse a parir y conservé la nota", reconoce el segundo jefe de la comandancia de Oviedo. La versión del alférez Trigos es diferente: "Es cierto que llamé al comandante Jambrina, pero simplemente le dije que procurase que la nota no se filtrase a los medios de comunicación". Se refiere al documento del 6 de marzo de 2003 que ocultó Hernando a la comisión del 11-M.

El olvido del alférez y la firmeza del comandante

El diario recuerda que Trigos, uno de los controladores de Zouhier, ya omitió en su primera declaración ante Del Olmo que el confidente avisó a la UCO de que Suárez Trashorras y Antonio Toro estaban traficando con explosivos y que tenían 150 kilogramos de Goma 2 para vender al mejor postor. Luego explicó que había olvidado este detalle.
Tras tomar declaración por separado al comandante y al alférez, Del Olmo decidió ese mismo día 26 de enero de 2005 someter a un careo a los dos miembros de la Guardia Civil. "Este instructor aprecia una dosis de firmeza y serenidad en sus manifestaciones por parte del comandante Jambrina que no aprecio en las manifestaciones del alférez Trigos, por cuanto éste trata de una forma verbal más locuaz de introducir elementos que este instructor considera de desvío de atención respecto de lo que es el núcleo de controversia". Del segundo también dice que aprecia una "dosis de mayor nerviosismo gesticular por parte del señor alférez, tanto en brazos y manos como en la posición que ha adoptado en el sillón, como en ciertas miradas de inseguridad". Pese a esto, no tomó medida alguna ni sacó conclusiones para actuar contra el alférez.

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